Sorprendentemente ligero con buena frescura y sabores aún marcados por la madera, este blanco riojano es ya todo un clásico.
Vinificación: Permaneció 3 días estrujada sin prensar en contacto con las pieles, realizando una maceración pelicular. Tras el prensado, se separaron las lías con frío. Comenzó a fermentar el mosto limpio a los 5 días. Una vez que alcanzó los 16º con las propias levaduras indígenas, se pasó a barrica donde realizó la fermentación
Maridaje: Arroces, pescados, marisco, carnes blancas a la plancha y queso
Vista: Oro brillante
Nariz: Flores secas, fruta madura, hierbas silvestres, con notas yodadas y de frutos secos
Boca: Carnoso, potente, sabroso, especiado y con notas cítricas. Postgusto largo y salino
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